La crítica patológica
Trabajar
con este tipo de personas va a requerir de un COMPROMISO verdadero, pues deben
de ser conscientes de que ese diálogo interno está destruyendo su valía. Muchos
deportistas, sobre todo en alto rendimiento, utilizan esta voz crítica para
ayudarse a rendir más, exigirse e, incluso, motivarse. El problema aparece
cuando comenten un error o no alcanzan la meta que se habían propuesto, en ese
momento ponen en juego su propia valía y lo que ellos significan.
Y
cuando hablamos de deporte, sabemos que el acierto y el error son hermanos que
vienen de la mano a la hora de aprender, crecer y cambiar la mentalidad. De
hecho, el entrenamiento está basado en la sucesión de errores, análisis de los
mismos y usar ese feedback para el dominio de habilidades. Si una persona no
puede tolerar esos pequeños fallos que forman parte del aprendizaje comenzará a
destruir su confianza poco a poco, hasta llegar un momento en el que no se
sienta capaz de realizar ni lo más sencillo.
Por
ello debemos de tener cuidado con esa voz crítica que nos persigue y controlar
los sentimientos que provoca en nosotros. Debemos usar la compasión con
nosotros mismos, es decir, debemos comprendernos, aceptarnos y perdonarnos por
errar.
Una
buena crítica intentará evitar que surjan sentimientos negativos en nuestro
interior. Ya sea por sentirnos faltos de valor, miedo al fracaso o al rechazo,
porque provoque en nosotros sentimientos de cólera, culpa o frustración. De
forma que la voz que hay en nuestro interior debe de percibir de forma equilibrada
nuestras fuerzas y debilidades, no podemos caer en el error de señalar
exclusivamente nuestros puntos flacos.
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