Capítulo XVII: Decir adiós para reinventarme

El camino recorrido en Alicante ha significado un antes y un después en mí. Y esto se debe a la decisión que me vi “forzada” a tomar, pero empecemos por el principio.

El 2 de Agosto comenzaba la pretemporada con mi nuevo equipo: “C.D. Agustino de Alicante”. Llevaba preparándome para poder jugar desde la operación, que tuvo lugar el 1 de Septiembre. Sentía que era mi momento y no iba a dejarlo escapar.

El primer día que llegué estaba emocionadísima, no podía esperar a conocer a las compañeras y al nuevo entrenador. Lo primero que tuvimos que hacer fue irnos a correr 6-7 kilómetros, así de calentamiento. Fueron unas semanas duras de entrenamientos físicos pero que no pude disfrutar más. Me encantan las semanas preparatorias, es una gozada notar como el trabajo duro va teniendo poco a poco su reflejo en la pista. Retomar el contacto con el balón, lanzamientos, pases… ¡Qué puedo decir, me encanta mi deporte!

Cuando llegaba el inicio de temporada, sobre la segunda semana de Septiembre, comenzamos con los partidos amistosos. Estaba muy feliz, integrada totalmente con las compañeras, me encontraba en un estado físico excelente y el contacto con la pista estaba yendo bastante bien, a pesar de llevar sin tocar un balón más de un año.

PERO…, siempre, siempre hay un PERO. Todo ocurrió la semana antes de empezar la liga, jugando un partido amistoso contra el equipo de “Altea”. Me encontraba muy cómoda jugando los minutos que me daba el entrenador, poco a poco cogiendo seguridad en el lateral derecho que no había tocado desde hacía bastante tiempo. Y puede que esa confianza me hiciera precipitarme a la acción que os quiero llevar. Me encontraba muy rápida de piernas, por lo que salía mucho a controlar líneas de pase desde el lateral. Vi la oportunidad de robar un pase del extremo hacia el lateral y salí con todo. No sé cómo ocurrió, si pisé mal, o simplemente pasó, pero al frenar para cortar el pase…SE ME FUE LA RODILLA. Comenzó ese dolor intenso…, pero lejos del dolor físico, mi mundo se vino abajo; no podía parar de llorar. Me sentía rota por dentro, como si me hubieran arrancado una parte de mí. No sé explicarlo con claridad, sólo podía pensar en las 10 operaciones, en las 10 rehabilitaciones, en todo el año anterior preparándome para poder vivir un poco más mi deporte y de nada había servido mi esfuerzo o mis ganas. Sin saber qué era lo que tenía ya había perdido la esperanza.

Algo que no paraba de repetirme es que jugar en Alicante sería mi última oportunidad y que si algo salía mal, desistiría y abandonaría el balonmano. Obviamente en ningún momento creí que eso podía ocurrir de verdad, había estado yendo a una clínica privada con un equipo magnífico que me había preparado para volver a jugar, no podía salir mal… Pude salir medio apoyando la pierna, no tenía la rodilla demasiado inflamada pero tenía un dolor interno muy fuerte.

Y así comenzó mi aventura agustiniana, con una lesión de rodilla y mis expectativas y sueños esparcidos por el suelo.

Tuve complicaciones con el seguro para que me atendieran, y aquí voy a hacer un inciso: Si mi club paga un seguro deportivo por su jugadora, en este caso yo, y el seguro no impone ninguna condición como que no atenderá lesiones anteriores, lo que no puede hacer dicho seguro es que una vez surge una complicación digan que no atenderán a dicha deportista porque tuvo una lesión anteriormente en la misma zona.

Por supuesto, tuvieron que acceder a atenderme porque no llevaban la razón. Me hicieron una resonancia y… ¡Sorpresa! El ligamento cruzado anterior no aparecía roto. No podía creérmelo, ¿aún me quedaba una oportunidad?.

Estuve rehabilitándome en una clínica a través del seguro y comencé a trabajar con una readaptadora deportiva muy buena, que finalmente terminó siendo uno de mis apoyos en esta nueva ciudad junto con otra de las compañeras y ambas amigas para el resto de los días. Gracias a su trabajo conseguí empezar a entrenar, de nuevo con buenas sensaciones y con muchas ganas de probarme a mí misma que sí podía. Llegué a jugar los dos últimos partidos antes del parón de Navidad.
Me reincorporé cuando jugamos contra “Castelldefels”, un partido en el que luchamos y trabajamos como equipo para llevarnos la victoria. Conseguí jugar bastantes minutos, anotar unos golecillos y sentirme importante en el ámbito defensivo. ¡Una pasada esa vuelta!. El siguiente partido lo jugamos en casa, todo iba bien hasta que en un empujón tuve una caída muy extraña y mi culo acabó cayendo encima de mi talón. El resultado fue una rotura en el glúteo de 2,5 cm, así que hasta la vuelta del parón no pude volver a jugar.

Tras la Navidad tuve que ir muy poco a poco, pues también tuve algún susto durante un entrenamiento y la rodilla parecía no estar tan estable o bien como la resonancia mostró. Mi objetivo fue llegar a jugar, a lo sumo, los tres últimos partidos de liga. Y así lo hice. Con mucho trabajo físico, muchas pesas, muchos entrenamientos sin poder dar el nivel que quería y muchos partidos vistos desde el banquillo, pero “si tienes claro dónde quieres llegar y tu trabajo tiene un fin muy claro, tarde o temprano, llegas a tu destino”.

Paralelamente comencé a entrenar a un equipo de infantiles. 18 niñas de entre 12 y 14 años, de las cuales tenía pocas referencias o ninguna, pero una vez las pude ver, tuve muy claro el objetivo. Tras saber de la importancia del club en las categorías base y lo alto que siempre llegaban en las competiciones, mi idea estaba fijada en ganar la liga provincial e intentar meternos en el Campeonato de España. Teniendo en cuenta que eran 12 niñas de primer año y 6 de segundo, eran objetivos enormes y, podríamos decir, casi imposible.

Una vez más, el balonmano nos dio una lección a todos los que formamos ese equipo maravilloso. Con la ayuda de dos personas imprescindibles en ese cuerpo técnico, los cuales eran exjugadores, padres y ayudantes al mismo tiempo. Fueron muchos meses de trabajo, entrenamientos diarios y complicaciones externas. Finalmente, nos dimos cuenta de que lo más importante era que ellas mismas debían darse cuenta de su potencial, creer y soñar con conseguir los objetivos que nos habíamos marcado conjuntamente.

Al igual que con mi trabajo conseguí llegar a jugar de nuevo, ellas consiguieron su premio: ganar la liga y jugar su primer sector nacional. ¡Toda una hazaña que quedará en nuestras memorias, y ell@s en mi corazón!


Y en lo que a mí respecta tomé la decisión más difícil de mi vida: DEJAR DE JUGAR A BALONMANO. A pesar de todos los intentos realizados mis rodillas no me dejaban disfrutar…, ya no puedo luchar más contra eso, mis rodillas no pueden soportar más lesiones y mi mente tampoco.
Pero mi “final” dentro de la pista no pudo ser más especial y caprichoso. ¿Sabéis por qué? Porque mi último partido (el último de la liga) fue contra el equipo “Handbol Amposta”, el mismo equipo contra el que comenzó toda esta pesadilla, de hecho, con algunas jugadoras que estaban en aquel entonces como la portera amiga mía.

Y aquí llega el final de “las rodillas de Cristina”, de “Cristinilla la jugadora de balonmano”. Pero, por supuestísimo, no el final de mi vida dentro del balonmano y menos dentro del ámbito deportivo. Todavía hay muchas veces en las que creo que he perdido la batalla, que he luchado hasta el final pero no he podido vencer como me hubiera gustado. Si algo está claro es que la vida nos pone muchas piedras a lo largo del camino y a mí me ha colocado dos rodillas “inútiles” para disfrutar de una vida deportiva de alto rendimiento. Tristemente esa es mi realidad, pero gracias a esto estoy conociendo otra parte de mí.

Conocer otros deportes y volcar toda la pasión que tengo por el balonmano desde el banquillo, como entrenadora y psicóloga deportiva, son ahora mis metas, las que me mueven y me hacen querer ser mejor cada día. Aunque aún me cuesta olvidar lo que sentía al estar dentro de la pista, me esfuerzo a diario porque esa sensación se convierta en uno de los mejores recuerdos de mi vida y dejar aquí todo lo malo, todas las operaciones y todo ese dolor.
"No importa las veces que caes, sino las que eres capaz de levantarte"

En cierto modo “muere” una parte de mí para dejar nacer otra. Para tener la oportunidad de #Reinventarme y soñar con otras cosas.

Gracias a todas las personas que han estado a mi lado, sufriendo conmigo cada operación y, por supuesto, gracias a vosotros por haber seguido esta historia junto a mí, ahora me toca empezar a escribir una nueva.





Pd: Gracias a ti. Por acompañarme en esta aventura y ayudarme en cualquiera de los caminos que elijo. Gracias mi X.

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