Esperanza, esa es la palabra.

¿Habéis escuchado alguna vez la frase: “siempre que se cierra una puerta se abre una ventana”? Seguro que sí, ¿verdad?
¿Os la han llegado a decir alguna vez en uno de esos momentos en los que estás enfadad@ con el mundo porque crees que nada puede salirte bien? ¿También? Entonces sabéis donde quiero llegar. ¡Qué rabia más grande! “¡Qué se abre una ventana… cómo si a mí me importara la ventana. Yo lo que quiero es que esa puerta se abra y punto!”
Durante mucho tiempo este ha sido mi pensamiento. Cada vez que me lesionaba o que las cosas no iban como quería me llenaba de rabia al pensar que no estaba consiguiendo lo que tanto ansiaba. Tanto esfuerzo y tanta lucha…, pensaba que se perdían en la nada. Pero tuve suerte, ¡descubrí que eso no es cierto!
Pasó mucho tiempo hasta que pude llegar al verdadero mensaje de esa frase o, por lo menos, al mensaje que yo le otorgué. Habré escuchado esa frase… puff, no puedo numerar las veces, y por parte de todo tipo de gente: amigos, familiares, amigos de amigos, conocidos, médicos, fisioterapeutas, profesores…, aunque sobre todo la he escuchado de mi madre. La pobre, la de contestaciones negativas que se ha llevado por decirme esa frase... No era capaz de ver lo que querían decirme, me encontraba tan obcecada en el hecho de que quería jugar a balonmano, ganar campeonatos y conseguir grandes cosas como jugadora que ni si quiera me paraba a pensar en el significado de esas palabras (algo normal debido a la edad que tenía por aquel entonces, entre los 14 y los 17 años). Solo veía que me decían “déjalo”, cuando en realidad me estaban queriendo decir: “busca otra forma de conseguir eso que tanto ansías que no sea perjudicando tu salud”.
Ahora, en mi presente, esa frase significa mucho para mí. Me da esperanzas constantes de luchar por lo que quiero y buscar soluciones a todos los problemas que se presentan en el camino. De hecho, el mensaje que le otorgué a esa frase es la de: “No te preocupes si no puedes conseguir algo de esa manera, mira más allá y busca otra forma de llegar a ese mismo destino”.
El principal problema de no poder asumir esas palabras es porque cuando somos niñ@s no somos capaces de tolerar la frustración. No podemos pensar que eso en lo que invertimos tanto tiempo y esfuerzo no tendrá el resultado que en ese momento creemos merecer y eso genera una gran cantidad de sentimientos negativos: rabia, dolor, tristeza, enfado, miedo… Personalmente esto me está llegando a preocupar bastante, creo que la forma de educar hoy en día está generando niños que lo consiguen todo sin apenas mover un dedo y cuando les toca actuar a ellos solos, en el momento que surge la más mínima complicación no saben cómo actuar. Ahí es cuando surgen la frustración y la impotencia que terminan por transformarse en rabia y dolor contra todo el que esté en su camino.
Creo firmemente que una gran forma de enseñar cómo tolerar la frustración es a través del deporte. Supongo que habréis escuchado en boca de algún entrenador algo así como: “los niños tienen que aprender a ganar y perder" o "se aprende mucho más cuando se pierde”. Lo que nos están diciendo es esto mismo: no podemos enseñarle a los niños que la vida es color de rosa y tendrán todo lo que quieren, deben trabajar duro, luchar por lo que quieren y puede que, aun así, habrá veces que no obtengan los resultados esperados pero: “siempre habrá una ventana que se puede abrir”, es decir, siempre habrá una esperanza, habrá una solución. Y esa solución, por supuesto, no caerá de la nada y te dará la fuerza que necesitas, la debes “crear” tú mismo por medio de sacrificio, trabajo y pensamiento positivo que me lleve a pensar que siempre podrás encontrar una forma de llegar a donde quieres llegar.
Por eso hay tanta gente que nos inspira con sus historias de superación, porque para ellos las puertas cerradas no son más que opciones que se van quitando de en medio. Un ejemplo claro de esto son los deportistas que compiten en los Juegos Paralímpicos, personas cuyos sueños no se dejan amedrentar por las circunstancias. Buscan esa ventana de esperanza y trabajan y luchan dando todo lo que tienen para conseguirlo.
Hoy, tras ser inspirada por tantas historias de superación y consecución de objetivos a pesar de las circunstancias tengo muy claro lo que quiero conseguir y siempre que parezca que algo me frena o que no podré conseguirlo, será fácil si me dicen “si se cierra una puerta, se abre una ventana” porque pensaré “no te preocupes si no puedes conseguirlo por aquí, busca más allá y encuentra la forma de llegar a ese mismo destino pero no te rindas”.
"No se trata de lo fuerte que golpeas, sino de lo fuerte que pueden golpearte y lo aguantas sin dejar de avanzar"

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ideas para entrenamientos de Benjamines (Balonmano)

¡Más entrenamientos para Benjamines! (Balonmano)

Altibajos emocionales durante la recuperación